Federación de Asociaciones de usuarios y familiares del sistema de
cuidados de Euskal Herria
Manifiesto fundacional – Diciembre 2021
En Euskal Herria, con una de las más altas esperanzas de vida en el mundo, las administraciones han infravalorado con su habitual autocomplacencia todo lo que se les ha venido encima desde hace mucho tiempo: el número creciente de dependientes y de mayor dependencia, las crisis económicas sistémicas, los continuos conflictos colectivos del sector y la tragedia humana de los mayores durante la pandemia.
La apuesta de los gobiernos de Euskal Herria por un modelo estructural hegemónicamente privado ha dejado el derecho universal y subjetivo de la ciudadanía al albur de empresas cuyo objetivo es la obtención del máximo beneficio posible. Las instituciones en Vasconia han olvidado que las necesidades de atención social solo pueden afrontarse a través de un sistema que esté basado en necesidades, no en el negocio, un sistema controlado por la ciudadanía, no por el interés de los beneficios; porque da la oportunidad a la gente de influir solo por el hecho de que es ciudadanía.
Apostamos por un sistema de cuidados público y de calidad. Entendemos que la atención social a los dependientes como un servicio público y demandamos servicios de gestión pública, porque es la única manera de evitar la especulación con los derechos de personas mayores y dependientes. Es imprescindible un modelo que garantice la participación de los usuarios, familiares y cuidadores en la atención que reciban y en los foros institucionales sociales y civiles donde se trate el asunto de la dependecia, el acceso a las ayudas económicas y unos servicios públicos para todas las personas que lo necesiten a lo largo de su vida, en función de la evolución de sus necesidades y grado de dependencia, manteniéndolas en su entorno más próximo.
El nuevo sistema público de cuidados tiene que fortalecer la colaboración sanitaria y social de la administración. Es imprescindible que la atención primaria y geriatrica se convierta en una estrategia de prevención de primer orden frente a la dependencia.
Asimismo, es ineludible un modelo rápido y eficaz en la gestión, que no abandone a nadie a la espera de la ayuda a la dependencia. Se requiere un aumento significativo de la inversión en gasto social y al mismo tiempo sistemas de valoración, control e
inspección públicos e inmediatos para evitar el mal uso de los fondos públicos. El inaceptable arquetipo foral de modelo de cuidados, o mejor dicho los variados modelos que cada operadora o marca ha desarrollado, con la inaceptable colaboración de las administraciones forales con competencias en Servicios Sociales, han tenido como denominador común la primacía cada vez mayor de la idea de negocio y, por lo tanto, la rentabilidad de la inversión que se realizaba, y no la debida atención a las personas usuarias del sistema de cuidados.
No podemos olvidar que la cuestión del cuidado de las personas dependientes ha mostrado las condiciones precarias e indignas de las personas cuidadoras de atención directa. Esta última problemática visibiliza los continuos conflictos colectivos entre las trabajadoras y los negocios afines a la administración y el papel de la mujer en el sistema de cuidados. Es momento de matizar y discutir el actual sistema de cuidados para convertirlo en un modelo más igualitario y justo.
Por último, la vulneración de los derechos fundamentales de los mayores durante la pandemia, cuyo encierro en los centros residenciales para personas mayores ha sido una tragedia humana, no han hecho sino evidenciar las debilidades preexistentes del sistema de cuidados y el maltrato institucional hacia los mayores más frágiles en Vasconia. Sin duda estamos ante la mayor tragedia vivida desde el infausto alzamiento militar y la postguerra, la penuria y el drama al que abrió sus ojos aquella generación desnuda que, 80 años después, ha sido golpeada de nuevo de forma cruel e inmisericorde. Precisamente, los mayores, los que lucharon por un modelo de bienestar público en nuestra sociedad, han sido los más afectados; los más vulnerables e indefensos a los que en la última etapa de su vida se les ha despojado del derecho a la dignidad, un derecho humano fundamental. Exigimos que los gobiernos navarro y vasco, en cuanto competencia foral, hagan un esfuerzo de transparencia y facilite un relato fiable a la ciudadanía de lo sucedido en los últimos años. Se requiere de un desagravio por parte de la sociedad y un reconocimiento por parte de las instituciones de que algo no se ha hecho bien. Más allá de las cifras de mortalidad, deben considerarse también los múltiples impactos y secuelas que, desde el punto de vista físico, psicológico y emocional, han mermado la calidad de vida de este colectivo, uno de los más afectados por la crisis sanitaria y social. Falta un consenso sobre el abordaje de la crisis en los centros asistenciales, desde un punto de vista ético, es decir, la sociedad también falló, como bien sabemos las personas que venimos denunciando desde hace años las prácticas indignas y las carencias que escondían estos centros, muchos de ellos revestidos de una apariencia lujosa.
Por todo ello, los servicios sociales en Euskal Herria se han convertido en prototipos del mercantilismo más extremo e inhumano y en lugares en los que se ha sistematizado la vulneración de los derechos humanos de las personas dependientes, así como la vulneración de los derechos laborales de las trabajadoras y cuidadoras. Si después de esto no aprendemos algo, ni encauzamos el modelo de cuidados, la asistencia, la protección y las prestaciones, bajo otro marco, en un nuevo modelo en el que prevalezca, ante todo, el humanismo, la dignidad, los derechos, la justicia, la profesionalidad, la calidad, la cercanía, si no es así, este país y la democracia están seriamente enfermos.
Diversas asociaciones, colectivos y personas de Vasconia que representan a familiares, y usuarios y usuarias del sistema de cuidados de las personas mayores y dependientes, muchos de ellos con años de experiencia previa en su defensa, han decidido conformar
una Federación en Euskal Herria para trabajar, desde la autonomía de cada organización, en la consecución de los cambios imprescindibles para ofrecerles una vida digna y con respeto a sus derechos. La Federación entiende que el servicio de cuidados es un derecho universal y subjetivo de las personas. No pueden ser un negocio y las administraciones deben garantizar la atención digna y de calidad de las personas dentro del sistema de cuidados en Euskal Herria.
Estas son nuestras reivindicaciones que dirigimos a todas las administraciones de Euskal Herria con competencia en la materia, así como a las instituciones europeas: